Paco Tijerina
Tarde, vamos tarde, hasta en esto hemos cambiado.
Hace algunos años cuando ocurría un fenómeno natural que dejaba a su paso dolor y destrucción en nuestro país, casi siempre la primera en ofrecer su ayuda incondicional era la familia taurina.
De la nada empresa, toreros, ganaderos, subalternos, personal de plaza y demás se organizaban para montar fastuosos festivales de gran lujo que redituaban en importantísimas aportaciones económica para apoyar a quienes lo requerían.
Hoy, con profunda tristeza, veo que la respuesta es el silencio, cerrar los ojos, dirigir la vista hacia otro lado, nadie toma la batuta, nadie asume el control, nadie lanza la propuesta.
Porque sí, el fin es ayudar, pero de paso es sonar un manazo en la mesa, decirle a la sociedad «aquí estamos y esta es nuestra respuesta», somos un gremio de profesionales que con gusto aportamos nuestro trabajo para ayudar a la causa, porque somos mexicanos, somos solidarios y somos sensibles.
Tarde, vamos muy tarde.