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EL FUNDÓN / OJOS EN LA NUCA

EL FUNDÓN / OJOS EN LA NUCA

Paco Tijerina

Con frecuencia digo que los mexicanos -sus taurinos, profesionales sin excepción y aficionados, incluidos- deberíamos tener los ojos en la nuca.

¿Por qué?

Porque en medio de las crisis y los problemas en lugar de alzar la vista hacia el horizonte, nos empeñamos en mirar atrás. Dicho más claro: hacemos enormes esfuerzos por encontrar culpables cuando lo que nos debería ocupar sería la búsqueda de soluciones.

Después de lo ocurrido el fin de semana en las corridas de aniversario de la Plaza México y otras anteriores en el mismo coso poner en el paredón de los ganaderos no mejorará las cosas. Tal vez, y subrayo tal vez, las figuras se lo piensen un par de veces antes de pedir sus toros, pero no con el simple hecho de cambiar de ganaderías se mejorará la Fiesta en México.

¿Es válida la catarsis? ¡Claro que lo es! Pero sería mejor como decía mi abuela: «El remedio y el trapito», porque las redes sociales se llenan de quejas, insultos, agravios, acusaciones, pero no veo propuestas, ideas, proyectos, soluciones.

Y antes de que empiecen las letanías, ¡por piedad!, no caigamos en los clichés de «Piedras Negras», «Tenexac» y el resto de ganaderías de Tlaxcala, esa canción está muy gastada, pero además, son ganaderías muy cortas que terminarían siendo una aspirina para combatir un cáncer, amén de que esas reses no brindan el juego que las masas desean ver en las plazas de toros.

Por años he insistido en que el primer paso de la gran solución deben darlo los profesionales, no los aficionados, ni la prensa taurina; son ellos los interesados, los que «viven» de este negocio y a quienes debería preocupar la situación. Mientras el enfermo no acepte su condición, será difícil ponerlo en tratamiento.

¿Hasta cuándo esperarán para empezar a buscar soluciones? ¿Es que acaso seguirán dejando pasar el tiempo hasta que no haya nada qué levantar? Porque si los «clientes» tenemos la vista atrás buscando culpables, ellos la mantienen igual inventando justificaciones, y así nunca vamos a avanzar.

Y aquí va «mi remedio y mi trapito»: ¿Será de verdad tan difícil el construir un gran acuerdo nacional, serio y sin afanes protagónicos o de sacar ventajas, en el que todos los involucrados estén realmente comprometidos en velar por la Fiesta en México? ¿Será tan complejo unir esfuerzos y voluntades sin buscar imponerse unos sobre otros?

Como Guadalupe Victoria: «¡Va mi espada en prenda y voy por ella!»