Torero venezolano hecho en México, llegó con sus sueños a tierras aztecas y emprendió su camino en las filas novilleriles para convertirse en matador de toros.
Tuvo, como todos, tardes importantes y otras en las que la suerte no corrió a su vera.
Hace un año, sin mucho ruido ni grandes explicaciones, Rivera decidió dejar la profesión.