Paco Tijerina
Los recientes cambios en Televisa Deportes nos obligan a preguntar, ¿estará la Fiesta Brava en los nuevos planes de la empresa?
Al margen de los vaivenes y experimentos de comentaristas, el hecho es que su reportero encargado de la fuente taurina, el buen amigo Carlos Yarza, ya no está en la empresa y eso es un mal presagio, porque a menos de que estén pensando en contratar a un nuevo responsable, diese la impresión de que en todo caso le encomendarán la labor a cualquier “hijo de vecino” que sepa mucho de futbol y nada o casi nada de otras cosas.
Ya sabemos que no se transmitía la temporada de novilladas y que hubo algunos esfuerzos por hacerlo a través de Internet y redes sociales, aunque con una producción limitada a la visión de una cámara.
De siempre he sostenido que el apoyo de la televisión abierta es fundamental para la Fiesta.
Si a Televisa, que por largos años ha sido la cadena encargada de estas transmisiones, ya no le interesan los toros, ¿qué va a suceder?
De hecho en los años recientes las emisiones ya no estaban en la televisión abierta, sino en la de paga, lo cual de por sí era una limitante.
Este sombrío panorama pudiese ser, tal vez, una ventana de oportunidad para relanzar la Fiesta y apoyarse en la TV, el Internet y las redes sociales.
Sería oportuno que la empresa de la Plaza México desde ya hablase con Francisco Javier González, titular de Televisa Deportes y con los directivos de la televisora para conocer su determinación y en base a ella tomar previsiones.
También sería conveniente el ir sondeando con otras cadenas de TV nacionales si existe interés de su parte por transmitir los festejos. De no ser así, se hace impostergable el buscar opciones para que la Temporada Grande se transmita en directo vía web y redes sociales, pero no con una camarita y dos micrófonos, sino con toda la mano.
Gracias al avance de la tecnología esta última opción ya no resulta tan onerosa y es posible montar una unidad de control remoto con un servicio de streaming a precios razonables.
El pero, el eterno pero, es la obcecada y estúpida posición de los matadores y subalternos por cobrar “derechos de imagen”. Esto es lo que encarece el asunto.
Porque no resulta nada sencillo el conseguir anunciantes que patrocinen y anunciándose se hagan cargo de los gastos, ¿cuál ganancia a repartir entonces?
Pero más allá de eso, matadores y subalternos deberían comprender que como profesionales están obligados a promoverse ellos mismos y una buena forma de hacerlo es que se conozcan sus triunfos, de manera que la TV es un escaparate ideal y si a eso le añades la dinámica de interacción de las redes sociales, te pones en boca de todos. Esto es, si ya cobraste por torear, el intercambiar tus derechos de imagen por promoción personal y además por promoción del negocio del que pretendes vivir, es una ganga.
Reitero, si no hay pastel, ¿de dónde quieren la rebanada?
Igual mis amigos subalternos a quienes respeto y estimo. Si ya cobran por su actuación, el ceder sus derechos de imagen termina promocionando el espectáculo y a más promoción, más posibilidades de que se dé un mayor número de festejos, lo que redunda en más actuaciones y mayores ingresos.
Es urgente y prioritario el ir viendo el futuro y en base a ello tomar determinaciones. No hay que esperar a que nos digan que no les interesa para luego, con los dedos machacados en la puerta, terminar quedándonos sin nada.
Estamos a tiempo.