Puntillero, hijo de otro puntillero, «Lorencillo», aquel famoso espontáneo que un día se le tiró al ruedo nada menos que a Lorenzo Garza y que después de arrebatarle algún pase suelto al astado fue a ponerse de rodillas frente al «Ave de las Tempestades» para pedir su perdón y a cambio recibió un tremendo bofetón; la plaza enmudeció e instantes después rugió en contra de «El Magnífico» apoyando al chaval.
Jorge Méndez heredó de su padre la afición y el gusto por atronar las reses bravas y durante largos años lo ha hecho en muchas plazas del país, no sólo con efectividad, sino también con elegancia.
Hoy el buen Jorge lidia con el toro más difícil de su vida: el cáncer y requiere del apoyo de todos los taurinos para salir adelante.