Paco Tijerina
Hace tiempo la familia del maestro Rafael Antillón me entregó un tesoro: una caja con negativos y transparencias que estaba en su hogar desde su muerte, pensaron que podría darle buen uso a esos materiales.
El proyecto tardó en arrancar, primero porque no encontraba la forma de transferir con calidad los materiales; adquirí un scanner carísimo que no funcionó, luego probé otros métodos, pero la calidad era muy deficiente y así la caja, por largo tiempo, se abría y se cerraba, volvía a su resguardo, cuidando siempre que no tuviese demasiado calor o humedad.
Y es que desentrañar los misterios que ahí hay es todo un reto. Ver rollos y rollos, algunos identificados pero los más no, es una caja de sorpresas en la que nunca sabes lo que puedes encontrar.
Por fin, luego de mucho, encontré una solución práctica para ir transfiriendo esos negativos y transparencias a un formato digital con alta resolución; ya ahí me puse a la tarea de además darles un orden y alimentar una base de datos para ubicar a quienes forman parte de esas imágenes.
Si la he visto complicada, no puedo imaginar las que ha pasado mi queridísimo amigo Édgar “Gary” Torres con los archivos del maestro Manolo Saucedo. Él ha enviado a impresión los negativos invirtiendo un buen de dinero para ir poco a poco desentrañando fotos de toreros, personajes, lugares y todo por puro amor a la Fiesta y por hacer trascender el trabajo de un enorme fotógrafo.
Son muchas las razones que le dan importancia histórica y taurina a un proyecto así. Por una parte el legado taurino que han dejado todos esos hombres y mujeres, toreros, ganaderos, empresarios, personajes, periodistas y tantos más, pero también es una forma de rendir homenaje a un grupo de extraordinarios fotógrafos taurinos que con su labor nos permiten conservar viva la historia de nuestra tierra.
Con lo que “Gary” ha hecho y la confianza depositada por la familia Antillón en mi persona, empezamos un sueño que no tengo claro en dónde o en qué pueda terminar, porque “encarrerado el ratón…”, como dice el dicho, ahora se me ha puesto seguir buscando más archivos de más fotógrafos y en esas estoy, viendo dónde y cómo se pueden traer a nuestro tiempo las imágenes captadas por hombres como Escobar, Flores, Domínguez, Prieto, Salinas y tantos otros más.
Más que dinero, trabajo físico o tiempo, lo que terminas invirtiendo en afición y amor por la Fiesta de los Toros, porque el premio por esas largas horas de revisar centenares de imágenes es mucho muy grande, es volver en el tiempo, es evocar personas, lugares y momentos, es compartir con el mundo una historia que es nuestra y que es de todos.
Me han propuesto hacer un libro o una exposición, no lo sé, confío en que con el tiempo y ya con la posibilidad de observar un poco más clara la dimensión del proyecto, podamos darle forma a nuevas instancias para difundir este trabajo.
Por lo pronto me vuelvo a arremangar la camisa, conecto mis aparatos y vuelvo a la brega, que hay muchísimo trabajo por delante, con la ilusión de dibujar en el rostro una sonrisa igual que la de un minero cuando encuentra una pepita de oro.