Paco Tijerina
A esa altura, el quinto del festejo, el público estaba cabreado, intolerante, esperando el menor pretexto para explotar.
Y entonces surgió la magia del toreo, ese secreto que nadie tiene de siempre consigo y que pocos alcanzan, que provoca que la iracunda masa que momentos antes bramaba de coraje, rabia e impotencia por la mansedumbre y flojedad de un encierro, se transforme en un concilio que unánimemente aclaman al astado y su lidiador por la soberbia pieza de arte que construyen en el ruedo.
Hoy Alejandro Talavante a alcanzado esas cotas, ha logrado la transformación, con un toreo inconmensurable ha convertido las lanzas en cañas y ha puesto de acuerdo a todos en Madrid.
Aquí radica la belleza y embrujo del toreo, en estos pequeños detalles que hacen de la Fiesta un espectáculo inigualable.
Foto: Ana Escribano