Por: Jorge Arturo Díaz Reyes.
Madrid 28 de mayo.- La corrida comenzó con tercio de plaza, sol y cielo despejado. Transcurrió con viento gélido, y terminó bajo la lluvia, y con la plaza vacía mientras en los monitores de los pasillos no se transmitían sus incidencias sino las del partido de “la Champions”.
Todo en contra. Sin embargo pasaron cosas de mención. Sergió Galán abrió la Puerta Grande tras cortar una oreja en cada faena. La segunda de mucho más fundamento que la primera. Sobre los lomos de “Trópico”, “Descarado”, “Titán”, “Oleo”, “Amuleto”, “Ojeda”, y “Apolo” desarrolló dos lidias sobrias, con atinada colocación de los hierros y fulminó a sus dos toros con sendos rajones arriba. Las peticiones del público fueron furiosas. Más la última en la cual Don Trinidad se aguantó ladinamente hasta casi enganchar el tiro, para que no le formaran un lío por la segunda. De haber procedido igual en el primer turno quizá no hubiese tenido que abrir el portón. Pero bueno, era corrida de rejones, y ya sabemos como es la cosa.
La faena de la tarde la hizo el portugués Ruy Fernández, había estado aseado, pero soso de solemnidad con uno. Sin embargo le pidieron la oreja. No se la dieron entre otras cosas porque mató trasero, bajo y con degüello. Tampoco, pues. Estamos en Las Ventas señores. Sin embargo los orejicidas bufaron feo.
Fue con el emotivo cuarto cuando se superó en todas las suertes. Un quiebro en particular de una estrechez y precisión impresionantes, en banderillas, montando a “Azucar”. “Fado”, “Estoque” y “Etcétera” rayaron a también a gran altura. Todo estaba dado, aun no llovía ni empezaba el partido, y él coge la hoja de peral y tras mucho voltear la clava en aledaños abdominales. Ahí quedó todo.
Joao Mura hijo, fue aplaudido en el tercero por un bajonazo, y silenciado en el sexto tras pinchar, clavar atrás, y dar dos golpes de cruceta. Llovía duro, ya no había nadie, para colmo Ramos hizo un gol, y en las pantallas apareció celebrándolo como King Kong.