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CRÓNICA MONTERREY (Méx) / REQUIESCAT

CRÓNICA MONTERREY (Méx) / REQUIESCAT

Paco Tijerina

Corrida del 81° Aniversario de la Monumental Monterrey “Lorenzo Garza”, en noche con lluvia previa, clima agradable al inicio, un torrencial aguacero a mitad del festejo que al final amainó y ante un cuarto de plaza se lidiaron seis toros de Campo Hermoso, bien presentados pero que fueron mansos, descastados y con peligro algunos, salvándose 3° y 4° que se dejaron meter mano y para los hubo palmas en el arrastre.

Jerónimo: silencio y dos orejas.
Juan Antonio Adame: palmas tras aviso y ovación con saludos con petición tras aviso.
Fabián Barba: oreja tras aviso y ovación con saludos.

El picador José Isabel Prado fue aplaudido en el 3°.

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Con profundo dolor, participamos a ustedes el doloroso fallecimiento de la Fiesta Brava en Monterrey.

Así debe ser, con una fría y lacónica esquela, la manera de describir lo que sucede con la otrora brillante Fiesta regiomontana, que durante largos años fue punta de lanza a nivel nacional; hoy se ha muerto y difícilmente podremos recuperarla.

Su muerte ha sido por causas naturales. Sí, porque es natural que cuando se conjuntan tantos despropósitos se tenga este resultado, porque no se trata de un festejo aislado, así sea el del 81° Aniversario de la plaza, sino de algo que ha venido ocurriendo durante largo tiempo, que encuentra su colofón en el triste espectáculo que presenciamos la noche de este viernes.

La afición de Monterrey.

De la que por décadas fue una de las más entendidas y exigentes aficiones del país, hoy no queda nada. Se ha extraviado por la falta de continuidad en los festejos, la necesaria guía y orientación de una prensa que asuma no sólo la tarea de informar, sino una necesaria labor didáctica, misma que debe ser compartida por una autoridad en el coso, que al tiempo que vele por los derechos de los asistentes, con sus decisiones sea una guía para quienes se adentran en el mundo taurino.

Hoy la prensa se dedica a hacer reseñas, a contabilizar trofeos y avisos como si fueran goles o faltas, mientras que el biombo, ¿qué hace el biombo? ¡Sigo sin entender!

No critico a los actuantes que pusieron su mejor esfuerzo, pero, ¿cómo es posible otorgar una oreja por una estocada caída y después dos apéndices por un auténtico “golletazo”? Voy de acuerdo, el primer trofeo lo otorga el público, ¿pero el segundo?

Natural que la Fiesta muera ante un círculo vicioso en el que la empresa no da toros porque la gente no va y la gente no va porque la empresa no da toros.

Natural la entrada de este viernes cuando para celebrar el magno acontecimiento del aniversario anuncias un cartel modesto y lo haces con apenas diez días de antelación.

Natural porque ya casi es costumbre, cada vez que anuncian toros en la Sultana del Norte llueve, así que ojalá que ahora que se darán seis novilladas tengamos seis días de aguaceros que vengan a recuperar el nivel perdido de nuestras presas, que tanta falta nos hace en la zona metropolitana.

Y podrán decir misa, y pretenderán justificarse inventando pretextos y guardarán silencio esperando, como quien esconde la tierra debajo de un tapete, que pasados unos días todo se olvide, pero los números y los hechos no mienten, porque esto se va como agua entre las manos desde hace mucho y nadie hace nada por remediarlo.

¿El resultado del festejo? Ese lo resumo en unos cuantos renglones: Jerónimo estuvo bien con el descastado primero y en medio de un diluvio y sin confiarse mucho, le aprovechó las embestidas al menos malo del encierro al que pasaportó de un espadazo en el pescuezo. Adame tuvo pasajes en el segundo pero el burel se ahogaba y se desfondó; el quinto no dio muchas opciones. Barba le puso afición al tercero que transmitía algo y en el sexto se topó con otro hueso que pegaba arreones.

La Fiesta en Monterrey ha dejado de existir y como en la obra de Lope de Vega, la ha matado “Fuenteovejuna”, aunque algunos tengan más culpa que otros, porque todos, todos, nos merecemos este triste final, por comisión o por omisión.

Descanse en paz.