Por: Paco Tijerina
(26 de agosto de 2016).- El peligro se sentía en el ambiente la noche de este viernes en la Monumental Monterrey en la novillada con la que se celebró el 79° Aniversario de la fundación del coso regiomontano.
El encierro de “El Vergel” fue un duro sinodal para todos: actuantes, cuadrillas, autoridad y hasta el público que no supo entender que los astados requerían de un mayor castigo que el habitual en los caballos.
Pero las crías de “los Octavianos” salieron como siempre, bravos y con raza, exigiendo firmeza y estar a la distancia justa porque de otro modo protestaban o se aburrían; si acaso el quinto terminó defendiéndose, pero por lo demás fueron los de siempre, que aprenden rápido y que no permiten jugar con ellos.
Los regiomontanos Sergio Garza y Juan Padilla terminaron cortando un apéndice cada uno, mientras Diego Emilio se vio extraviado a pesar de su evidente oficio.
Sergio Garza consiguió los momentos más vibrantes del festejo con diferentes intensidades y valía; una cosa dejó en claro, su actitud que dejó de manifiesto desde el primer instante cuando se fue a los medios a postrarse de hinojos para recibir al primero de su lote, lo que repitió en el segundo.
Colocó las banderillas con más voluntad que eficacia, lo cual le fue reconocido con la ovación de la noche al concluir el tercio del quinto del festejo.
A su primero le corrió la mano muy largo por ambos pitones, no siempre con temple, pero si bajando mucho los engaños y con una enorme profundidad, consiguiendo que el público le jaleara fuerte en algunas tandas y rubricando su labor con una fenomenal estocada que tumbó al burel sin puntilla y que por si misma valía la oreja. El biombo, sordo y ciego, ignoró la petición mayoritaria y se escondió el pañuelo robándole el trofeo al chaval.
Con el quinto armó la escandalera con las banderillas y con la muleta el gusto duró si acaso un par de tandas porque el de “El Vergel” se empezó a defender metido en tablas, dando medias embestidas y con peligro y de nueva cuenta sepultó el acero hasta los gavilanes y ahora sí, entiéndalo usted, el palco le concedió la oreja.
Juan Padilla estuvo voluntarioso. Es claro que apenas inicia su carrera y que aún está muy verde, pero por ganas no paró. En su primero estuvo decoroso consiguiendo algunos buenos pasajes y un arropón y lo más importante vino con el cierraplaza al que toreó en medio de un vendaval y ni así se amilanó, esperó con paciencia que Eolo le regalase instantes de calma que convirtió en buenos pases con la sarga y tras una efectiva estocada fue premiado, tal vez en demasía, con un apéndice.
Diego Emilio llegó a Monterrey precedido del buen nombre que ha forjado en el centro del país, pero de poco le sirvió ante la alta cota que le pidieron sus enemigos. Con el primero empezó bien corriendo la mano y bajando su muleta, aunque todo se empezó a nublar tras un achuchón; llegó la desconfianza y ya no se fue, haciéndole ver espeso de ideas y sin muchos recursos.
Lo dicho, los de “El Vergel” no eran fáciles, pero cuando los actuantes se ponían a la distancia justa y mostraban bien el engaño se entregaban pasando largo y con el morro en la arena.
En la noche de calor y bochorno las cuadrillas sudaron sus ternos pasando apuros para cubrir el segundo tercio, en buena medida producto de que dejaron a los novillos “crudos” en el caballo; capotazo aquí, capotazo allá, desarmes y para colmo un zarzo de banderillas del que se quejaron que no tenían filo los arponcillos.
Con su música a otra parte
Sí, ya lo sabemos, la banda de la plaza toca ahí porque forma parte de un sindicato, pero sin vulnerar sus derechos, ¿no será posible que se aprendan algunos pasodobles nuevos para no seguir escuchando las mismas piezas -mal instrumentadas y mal ejecutadas- de los últimos 50 años?
Y hablando de… ¿no se podrá conseguir a otra persona que con mayor decoro y dignidad ejecute las órdenes de trompeta?
Ficha del festejo:
Monumental Monterrey, viernes 26 de agosto de 2016.
En noche de calor húmedo, con ráfagas de viento al final del festejo y ante poco más de un tercio de entrada, se lidiaron novillos de “El Vergel”, bien presentados, destacando 1° y 2° que fueron buenos; 3°, 4° y 6° con raza y el 5° terminó defendiéndose.
Diego Emilio: ovación tras aviso y silencio.
Sergio Garza: vuelta tras fuerte petición ignorada por el biombo y oreja.
Juan Padilla: palmas y oreja.
Puede ver la galería fotográfica del festejo aquí