Paco Tijerina
Los aniversarios siempre son motivo de festejo y más cuando estos cierran una década.
El próximo 29 de agosto la Monumental Monterrey “Lorenzo Garza”, NUESTRO coso titular, cumple 80 años de haber sido inaugurada y cuando faltan tan solo 46 días para tan señalada fecha, nadie en la ciudad tiene una remota idea de la manera en que la empresa de nuestro máximo escenario taurino festejará este octagésimo aniversario.
Por fortuna un grupo de buenos aficionados se han dado a la tarea de programar una serie de actividades a lo largo del mes de agosto para recordar el onomástico de nuestra plaza.
La lógica indicaría que para tan importante acontecimiento habría por lo menos un festejo de tronío, si no es que varios carteles incluyendo a las máximas figuras y otras corridas, novilladas o festivales, con toreros de la tierra, pero no, nada sabemos de lo que pueda pasar y teniendo tan poco tiempo para la promoción, esto parece un despropósito.
Alguna vez un directivo de la empresa que maneja nuestra plaza me confió: “La gente en Monterrey siempre se queja, nada les gusta ni les parece, a todo le ponen peros” y puede que tenga razón, pero el punto es que “la mula no era arisca, la hicieron”; y la hicieron a fuerza de olvidarla, de no escucharla, de cada vez dar menos festejos, de no atenderla ni respetarla, de no cuidarla… después de todo “santo no que no es visto no es adorado” y así, ante la falta de continuidad y de oferta, se fueron a buscar otras opciones, otros espectáculos, otras maneras de divertirse.
Aún quedan unos cuantos que se aferran al recuerdo, que mantienen viva la flama, que añoran los tiempos pasados y quisieran que la Monumental Monterrey, SU PLAZA, volviese a brillar refulgente en el firmamento taurino, pero como dice el viejo dicho “hechos son amores y no buenas razones” y bajo esa premisa podemos decir que son un puñado de soñadores que aspiran a un imposible.
De manera que para el 80 aniversario de la Monumental Monterrey “Lorenzo Garza” tendremos que conformarnos con lo que haga la afición local -lo cual es mucho y de agradecerse-, porque en la empresa habrá presupuesto para mandar comprar al Oxxo de la esquina dos pingüinos y un refresco para que Laura y don Andrés le canten “Las Mañanitas”.