www.burladerodos.com
Por: Paco Tijerina
Así como José Bergamín hablaba de “La música callada del toreo”, hoy un toro de Victorino Martín me ha dado una de las lecciones más profundas y sabias de la belleza de la tauromaquia.
Veía la faena de Manuel Escribano al cuarto de la tarde de la Feria de Sevilla de hoy y me acompañaba una persona que jamás había visto un festejo taurino. Absorto ante la bravura y clase de “Cobradiezmos”, el cuarto del festejo, jaleaba para mi mismo, junto con los pases que Escribano daba, cada una de las embestidas del noble burel.
Mi acompañante poca atención había puesto en el televisor y me acompañaba más por compromiso que por interés en ver la función. Antes me había hecho un par de preguntas sobre la lidia y los vocablos que utilizaban los narradores, pero a partir de “Cobradiezmos” la historia cambio; de repente, tras un natural de antología, mano baja, temple absoluto y pureza irrepetible mi invitado soltó de dentro del alma un sonoro “¡Olé!” que inundó el recinto y sacó de mis íntimas cavilaciones.
Se había producido la magia. El virus de la tauromaquia se había infiltrado en ese hombre y de ahí en adelante juntos fuimos jaleando cada pase, cada embestida, hasta llegar al éxtasis cuando el Presidente sacó el pañuelo naranja para anunciar el indulto.
El hombre, frenético, me avasallaba a preguntas, quería saber qué sucedía con los toros indultados, me exigía saber por qué sus hermanos no fueron iguales, deseaba saber si todas las tardes un astado recibía los máximos honores del perdón. Y mientras tanto en Sevilla todo era alegría, “Cobradiezmos” volvía a las corraletas para ser curado y la plaza era un manicomio.
Tuve que explicarle que de manera fortuita, pero afortunada, fue testigo de un acontecimiento peculiar, de algo que sólo sucede de cuando en vez, pero que es la muestra palpable de la grandeza de la Fiesta y el argumento más sólido en contra de los antitaurinos.
El suceso dio para adentrar a mi interlocutor en la Fiesta y fue tanta su emoción que me dijo que el domingo y el siguiente viernes acudirá a la plaza con su familia para que puedan disfrutar de la magia, el color y la belleza de este espectáculo.
¡Gracias ‘Cobradiezmos’, gracias Victorino! Porque con toros así es mucho más sencillo explicar la pasión que nos inunda a quienes amamos este bello arte.
(Foto: plazadetorosdelamaestranza.com)