Por: Paco Tijerina
Me preocupa, lo digo en serio, la falta de preparación, el desconocimiento y la ligereza con la que se conducen algunos políticos en México.
Me asusta, lo digo con miedo, que en sus “ocurrencias” puedan cometer cualquier cantidad de tonterías, tropelías y atropellos contra personas e instituciones bajo el escudo del fuero y, lo que es aún peor, de los famosos cargos plurinominales o de representación proporcional, ya que no siquiera fueron electos para legislar.
La lucha es de todos los días en muchos rincones del país, pero no es por el fondo en realidad, porque lo que menos les interesa son los animales y específicamente los toros; lo que quieren es notoriedad, hacerse ver, polemizar y de esta forma seguir insertos en la burocracia; comulgan con aquello de “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.
Otra vez en la capital del país, otra vez en la Asamblea de Representantes, un par de diputados sin la más remota idea de lo que dicen, proponen abolir la fiesta brava.
Citlalli Hernández y Darío Carrasco, de Morena, dijeron que preparan una iniciativa de reforma a las leyes para la celebración de espectáculos públicos en la capital y la de protección a los animales, al tiempo que pidieron a todos los grupos legislativos “ser congruentes” con la protección a los animales.
Desde su premisa, la propuesta de los “hijos del Peje” es un completo error.
¿Podrán explicar los diputados Hernández y Carrasco cuál es su visión de “proteger” a un animal si con su propuesta lo único que consiguen es acabar con su existencia?
Sin festejos taurinos el toro de lidia no tiene razón de ser. No puede ser criado ni comercializado como ganado de abasto, ni puede convertirse en una linda y tierna mascota; su naturaleza es distinta.
Ya la estupidez de los integrantes del Partido Verde ha tenido un alto costo: “proteger” a los animales de los circos propició que cientos de ellos murieran al no existir lugar alguno para refugiarlos.
Pero además, la propuesta de los incongruentes diputados de Morena atenta contra una importante cantidad de puestos de trabajo y de una derrama económica de la que se benefician miles de familias, además de contravenir lo dispuesto en la Constitución referente al derecho que tienen las personas de ganarse la vida de una manera honesta en el trabajo que ellos decidan.
Suena bien y se acerca a lo “políticamente correcto”, aunque se sostenga con mentiras.
Ya en muchos lugares en donde se intentó prohibir la Fiesta la verdad ha prevalecido y las pruebas se han impuesto a la errónea percepción. Visto una y otra vez, mientras dentro de los cosos hay miles de personas en una tarde de toros, afuera no se reúnen más de medio centenar a protestar, ¿dónde están las mayorías que tanto pregonan de sus supuestas encuestas?
¿Que quieren proteger a los toros? Pues entonces déjenlos vivir y no sean incongruentes.