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EL FUNDÓN / PARA PENSAR

EL FUNDÓN / PARA PENSAR

Paco Tijerina

Una buena noticia: este fin de semana inician las novilladas en la Plaza México.

La mala: que no se transmitirán por TV o Internet.

¿Por qué?

La razón es simple: en los años recientes que se ha transmitido en vivo los festejos por Internet, llegaron a tener una media de 20 mil espectadores en directo, lo cual créanme es una hazaña que tiene además sus costos económicos por usuarios concurrentes; visto así, hay audiencia.

Sin embargo, al detallar la ubicación de esas conexiones te das cuenta de que el 80 por ciento de las mismas eran de personas ubicadas en la CDMX y el Estado de México, o sea, personas que de no tener señal por Internet habrían acudido a la plaza.

Y así te empiezas a explicar las malas entradas.

Esa actitud de los aficionados capitalinos (los que por cierto estuvieron exigiendo un día sí y otro también que se abriera la plaza con la temporada chica), nos termina perjudicando a los que vivimos en provincia, que no podemos ver a los chavales en el coso más importante del país.

En este caso no aplica aquella modalidad que se estilaba de “bloquear” la señal en cierta zona geográfica y si de alguna manera la transmitiesen por TV de paga, estoy seguro que muchos encontrarían la manera de “piratear” la señal con tal de no ir al coso.

Hace años se transmitían en directo por igual las novilladas y corridas de La México a todo el país la Monumental de Insurgentes tenía buenas entradas, además de que en el resto de la república las plazas registraban llenos a la misma hora.

Aquí enfrentamos un dilema.

La Fiesta es una industria (casi nunca un negocio) de altos costos y nadie en su sano juicio atentará contra sus intereses al perder la mayoría de sus asistentes por “difundir” y “promover” la Fiesta. Estamos hablando de 16 mil posibles asistentes a la plaza o más, porque en cada conexión hay una o más personas que deberían estar ocupando los tendidos y apoyando la Fiesta.

¿Qué se transmita diferida es la opción? No, porque sucede el mismo fenómeno.

A la afición “moderna” le gustan los toros, pero por la tele y preferentemente de a gratis.

¿Qué hacer en este caso? ¿Buscar que esos espectadores regresen a la taquilla o “difundir” la Fiesta”?

Ambas cuestiones son un reto a resolver en el corto plazo. La Fiesta necesita de las dos cosas: la asistencia de público y la difusión.

¿Usted cómo lo resolvería?