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Paco Tijerina
Puedo escribir los versos, más tristes, esta noche.
Tomo como referencia el “Poema N° 20” de Pablo Neruda para tratar de explicar el sentimiento que la noche de este domingo me embarga.
La plaza de toros “Monumental Monterrey Lorenzo Garza” vive, desde hace ya varios años, una escasez en el número de festejos taurinos que programa año con año. No se un asunto de la pandemia, sino algo que se viene arrastrando desde mucho tiempo atrás.
Por lo anterior, cada vez que se anuncia un evento o un serial, el tema se convierte en todo un acontecimiento para los aficionados que con gusto vemos el reinicio de la actividad taurina en la metrópoli.
Sin embargo a menos de una semana de que se celebre la primer corrida anunciada dentro de un micro-mini-pequeñísimo-breve-insignificante ciclo, la percepción y sensación que tengo es que nadie en Monterrey está enterado de que habrá una corrida.
No hay ambiente, nadie comenta, no hay noticias, no se aprecia, no se mira y así el resultado en la asistencia es más que previsible.
Aunque interesante, el cartel compuesto por Héctor Gutiérrez, Diego San Román y Miguel Aguilar no convocará a nadie que no sean los aficionados de siempre. El añadido de celebrar “La Corrida de Las Luces” no reviste de ninguna importancia o interés.
Desde hace mucho tiempo hemos insistido en que el punto focal de la promoción y publicidad debe ser la gran masa y no el público cautivo, pero la estrategia de la empresa se empecina en dirigirse a los de siempre, los de toda la vida, sin intentar explorar nuevos caminos.
No es una triste mención del cartel al final de todos los segmentos deportivos de una cadena televisora, sin más que eso, la que llevará gente a los tendidos, esto tiene que ser más inteligente, más convincente, más cautivador.
No será, tampoco, la fallida estrategia en redes sociales que realiza la empresa, en una mezcla de me dirijo a los taurinos y tiro escopetazos al aire al resto, la que pueda convocar a una buena asistencia al coso regiomontano.
Diese la impresión de que están haciendo todo para que no vaya nadie.
Pero lo peor es que luego de ahí se agarran para el reclamo de que ¿cómo dar más toros en Monterrey si la gente no va a la plaza?
Y el problema no está en la gente, sino en la conceptualización de la promoción, en el contenido de sus mensajes, en la fallida estrategia para publicitar su corrida. Público suficiente como para atestar la Monumental hay, pero hay que saber convocarlo, provocarlo, incitarlo, cautivarlo.
Mientras no lo hagan, no esperen otro resultado que el fracaso.