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EL FUNDÓN / TIEMPOS

EL FUNDÓN / TIEMPOS

Paco Tijerina

A todos mis compañeros fotógrafos taurinos

Los tiempos cambian.

Hasta no hace mucho tiempo era menester que quienes querían ser toreros cargasen todo el tiempo con una pila de sus mejores fotografías para repartir a la prensa.

Así, cuando un fotógrafo les “cuajaba” un momento especial, le pedían impresiones de esa imagen por docena y, si era posible, una ampliación para enmarcarla. Cuando se acababa la docena, volvían a pedir otra, porque era parte de la promoción necesaria.

Hoy ser fotógrafo taurino es casi un apostolado que se lleva más por afición y gusto, que porque se trate de un negocio, porque si de algo estoy seguro es que ha dejado hace mucho tiempo de serlo.

Por eso respeto tanto a mis compañeros.

Los toreros, apoderados, empresas y las “oficinas de prensa”, simplemente se las roban de internet sin siquiera dar crédito al creador de aquella imagen. Pero detrás de cada foto hay una inversión en equipo, hay miles de horas en estudio, preparación, experimentación, para poder captar un momento mágico… no es cuestión de magia.

Los tiempos cambian.

Hasta hace no mucho tiempo, cualquier torero, desde los más encumbrados matadores y hasta los chavales que empezaban, se preocupaban por buscar a los medios y a la crónica especializada cuando iban a torear, para entregarles aquellas fotos y buscar una nota de promoción para el festejo y su persona.

Y terminando el festejo, sobre todo cuando había triunfo, se reportaban telefónicamente con los periodistas y las redacciones, buscaban al entrañable “Ciego” Muñoz para que le diera “vuelo” a la nota, le llamaban a “Don Neto” para que lo dijese en su programa de radio, se comunicaban con Soto Castro y si tenían posibilidad se lo hacían saber a Pancho Lazo o el maestro Alameda.

Hoy eso se acabó. Sea cual sea el resultado no se mortifican y aunque corten cuatro orejas y dos rabos no le avisan a nadie.

No sé qué se crean o se sientan, pero sí sé que piensan que es “obligación” de los medios el cubrirles y cuidadito con criticarles, porque entonces sí se enfadan.

Hoy alguien me preguntaba el por qué no acudí a un corrida en Cadereyta y la respuesta fue sencilla: “Porque ni la empresa, ninguno de los actuantes, ni el ganadero, tuvieron la atención de buscarme”.

Ya se usa que acudan a la redacción con aquella pila de fotos, hoy te las pueden enviar por correo electrónico o mensajería; ya ni siquiera te necesitan hablar por teléfono, hoy con mandar un mensaje… pero ni así, con todas las facilidades del mundo y toda la tecnología, los toreros modernos aprenden. Creen que los cronistas y los fotógrafos tenemos “obligación” de hacer las cosas y de obsequiarles nuestro trabajo.

Conozco y sé, porque no me chupo el dedo, de los abusos que se cometían y hoy aún se siguen cometiendo, pero como dicen por ahí, no obsta para que conste, porque una cosa no suple la otra, es un hecho que a los toreros de hoy les falta educación y respeto, pero sobre todo amor y vocación, cariño por lo que hacen y preocupación por difundir sus éxitos, pensando en función de convertirse un día en figuras.

Los tiempos cambian.