Paco Tijerina
Hablemos en serio un rato.
Dejemos por un momento las frivolidades, apasionamientos iracundos y irracionales, el malinchismo y de una vez el chauvinismo, vamos a hablar en plata limpia.
Ante la queja de la inclusión de “El Zapata” en la segunda corrida de aniversario de la Plaza México la respuesta en contra resultó tajante: “De acuerdo; dame cinco nombres de toreros mexicanos con los suficientes merecimientos para entrar en el cartel, este por lo menos cortó las orejas”.
Y cualquiera, instalado en la inercia del pasado, puede pensar “fácil”, pero al tratar de empezar a enlistar nombres te das cuenta de que no, de que tal vez te surjan dos nombres pero difícilmente tres y no se puede llegar a cinco.
Ojo y como decía la admirada María Victoria: “cuidadito”, que no estoy hablando de confirmaciones, aunque también pudiese darse un caso de un confirmante con fuerza que cupiese en el cartel.
Toreros hay y por montones, pero casi todos carentes de los méritos necesarios en los últimos tiempos para justificar su inclusión de carteles de estos vuelos.
Hablando derecho, tenemos un grupito muy contado de espadas que son los que están en todas; un club privado al que ahora acaban de dejar entrar a José Mauricio (y ojo con este, que si bien el derecho de picaporte resultó difícil y costó un enorme esfuerzo, la puerta de salida te la consigues en un santiamén y sin dar muchos motivos para ello).
¿Los demás? Los demás son exactamente iguales, sin importar su edad o condición, su valor o historial, son “los otros”, los que no torean y como no torean no tienen merecimientos ni destacan y como no destacan no torean ni torearán. Así de simple.
Poco a poco y sin darnos cuenta nos fuimos quedando sin figuras y ahora el asunto es millones de veces peor, nos estamos quedando sin toreos.
Esta es, nos duela o no, nuestra triste realidad y lo que debemos hacer para cambiar el sino de la historia es por de entrada aceptarlo, para empezar a tratar de cambiarlo.
Y es una pena, porque hace muy poco teníamos tantos toreos destacados e interesantes como para llenar ferias y temporadas completas sin incluir a un extranjero y hoy, con la pena, andamos batallando para completar un simple cartel.
Nuestra triste y dura realidad.