Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid, domingo 2 de abril de 2017.
Más de un tercio de plaza. Novillos de La Quinta, bien presentados, de juego variado destacando el bravo 5°, ovacionado en el arrastre; un remiendo de Rehuelga (6º) y un sobrero de San Martín (2º bis).
Manolo Vanegas: ovación con saludos, ovación con saludos tras petición y silencio en el que pasaportó por García Navarrete.
Ángel Sánchez: ovación con saludos y vuelta al ruedo.
García Navarrete: cayó herido.
PARTE FACULTATIVO DE GARCÍA NAVARRETE.- Dos heridas por asta de toro, una en región cervical derecha con dos trayectorias, una hacia arriba de 15 centímetros que bordea glándula parótida alcanzando ángulo de la mandíbula y otra de 10 centímetros que alcanza suelo de la boca y base de la lengua. Otra en tercio distal muslo derecho con trayectoria hacia atrás que rodea cara interna del fémur alcanzando región poplítea y que contusiona paquete vásculo nervioso y nervio ciático produciendo destrozos en músculo vasto interno. Fractura tercio medio de clavícula derecha. Erosiones y contusiones múltiples. Intervenido quirúrgicamente en enfermería de la plaza de toros. Se le traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico grave. Firmado: Dr. García Padrós
El madrileño Ángel Sánchez cuajó en una faena basada en la mano izquierda, al quinto de la tarde, un buen novillo de La Quinta, al que toreó despacio dejando detalles de gusto y torería. Emborronó la faena con la espada y perdió la puerta grande. En su primero, un sobrero de San Martín, aguantó mostrándose firme con el toro, dejando detalles con la diestra.
La cruz fue la grave cogida del novillero jienense García Navarrete que al entrar a matar fue duramente cogido, llevándose lo peor de la tarde, antes se mostró dispuesto ante un novillo complicado, que no se lo puso fácil.
El venezolano Manuel Venegas actuó con oficio frente a su primero un novillo noble y manejable. En el cuarto mostró oficio y temple, que no terminó de llegar al público. El último que mató también le puso dificultades y el novillero se mostroó con oficio ante un animal deslucido.