Torero por vocación y por convicción, torero porque desde niño no soñó con otra cosa que ser eso, torero porque por encima de cualquier otra cosa le guarda una absoluta fidelidad a su concepto.
Torero de arte y sentimiento, de esos que vale la pena esperar. ¿Incomprendido? ¿Genio? ¿Terco? ¡Sí y más! Y todo en aras de mantener la pureza de sus ideas e ideales.