Paco Tijerina
Otra tarde más en la que el protagonista, para mal, sigue siendo el toro en este San Isidro.
Otro festejo plagado de mansedumbre, descastamiento, sosería y nula colaboración.
Otra vez, como en la mayoría de los astados que han saltado al ruedo de Las Ventas, se han encargado de hacer estrellarse los sueños de los toreros.
Ya no es asunto de trapío, de peso, de cabeza o volumen; hay una marcada debilidad en las reses y una sangre brava diluida de una forma escandalosa.
Algo habrá que hacer y pronto, urge un plan de control de daños, porque sostener la apuesta a mitad de la jornada suena ilógico, aunque bueno, todo puede pasar.
Y así, entre bostezo y bostezo, la afición de muchos también se va descafeinando y todo queda en instantes, en detalles, en insignificancias y así el toreo no puede brillar.
Hay que devolverle el protagonismo al protagonista.
Foto: Ana Escribano